La noticia de su muerte la comunicaba su hermano Amador Mohedano a las 6 de la mañana, la noticia caía como un jarro de agua fría para todos sus seguidores, ese día murió la artísta pero nació el mito.
El cuerpo de Rocío Jurado fué trasladado a la Casa de Cultura de la Villa en Madrid, donde instalaron una capilla ardiente para que todas las personas que quisieran pudieran darle el último adios.
Posteriormente fué trasladada a Chipiona donde mas de 20.000 personas la acompañaron en su entierro.

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